domingo, 22 de mayo de 2011

TRES EFECTOS CLAROS DE VIOLENCIA ESCOLAR EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


1.      Los niños están siendo expuestos a altos niveles de violencia en los medios de comunicación aceptan de una forma más normal las actitudes agresivas y, después de presenciar actos violentos, comienzan a comportarse de una forma más agresiva con los compañeros. (Centerwall, 1992, Huesmann, 1986). 
2.    Las exposiciones crónicas y alargadas en el tiempo pueden conllevar en el niño una insensibilización hacia la violencia y sus consecuencias. Rara vez se enfrenta al niño o adolescente a las consecuencias de un tiroteo, de una explosión violenta, de un accidente de tráfico, etc. 
   3.   Los niños acostumbrados a ver violencia en los medios de comunicación, ven un mundo violento, en el que hay que luchar para subsistir, crece en ellos el miedo de ser víctima en ese mundo y desarrollan la necesidad de luchar y maltratar a otros para no ser ellos víctimas.

viernes, 20 de mayo de 2011

INFLUENCIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Los medios de comunicación están siendo cuestionados como primer catalizador de la información. La selección de mensajes violentos o su sustitución por mensajes de índole no agresiva y más humana es en última instancia, una decisión de las propias cadenas de televisión. Los niños recogen el impacto de sus imágenes directamente, a la escuela sólo le queda la posibilidad de ayudarles a discernir sobre el mensaje mediático y sobre todo a ser críticos con la información que se comunica en dicho medio.

La televisión actúa sobre la opinión pública (Sánchez-Moro, 1996) como formadora de conciencia, orientadora de conducta y deformadora de la realidad.

La televisión presenta la violencia como algo inmediato, cotidiano y frecuente. Los más violentos tienen la capacidad de ganar, de erigirse por encima de los demás, y esas acciones se encuentran centradas en la realidad de la acción, tal como son en el mundo.

Las acciones violentas de los programas de televisión tienen un deber moral para con sus espectadores, dado que:
  • ·        La televisión es el primer proveedor de información y trasmisor de valores.
  • ·        Promueve inmediatez y cercanía de los hechos violentos, hasta convertirlos en “cotidianos”.
  • ·        Mantiene un modelado pasivo de la violencia como medio de resolver conflictos y adquirir el poder.

La proliferación de la denominada telebasura donde se recuentan y enajenan las miserias humanas está creando por una parte una pasividad y permisividad de conductas indignas de cualquier ser humano, y por otro lado una alerta ciudadana a posibles horrores que les pueden suceder. Esto es percibido y vivido y por lo tanto alterando su conciencia moral.

INFLUENCIA DE LA SOCIEDAD

jueves, 12 de mayo de 2011

FACTORES DE LOS MALOS TRATOS





La Asociación Americana de Psicología (APA, 1993) señala que podemos catalogar la violencia como un comportamiento aprendido, aunque esto no significa, que los factores fisiológicos y temperamentales no estén relacionados con la manifestación de comportamientos violentos o agresivos.

Causas de la violencia escolar (Fernández, 1998).
  • ·         Elementos externos a la escuela: Medios de comunicación, entorno familiar, rasgos personales de los alumnos en conflicto y contexto social.
  • ·         Elementos endógenos o de contacto directo dentro de la escuela: clima escolar, relaciones interpersonales.

DEFINICIÓN DE MALOS TRATOS


Definición de malos tratos:

Características del fenómeno:
·         Intencionalidad y deseo de dañar.
·         Frecuencia.
·         Duración.
·         Opresión fisiológica o psicológica.
·         Deseo de triunfo del agresor.
·         Desequilibrio de poder.

“Comportamiento intencional para provocar daño, que es de carácter verbal y /o físico, que es repetitivo y perdurable en el tiempo, en el que no media la provocación y en el que existe una asimetría de poder entre agresor y víctima”                                                              

                                                                                                             Olweus, 1978